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Textos acerca de Miguel Hernández

REFERENCIA ARTÍSTICA: MIGUEL HERNÁNDEZ.

Tuve la dicha de conocer en persona a Miguel, una gran persona y con un amplio conocimiento; algo que notas con tan sólo hablar con él un par de minutos. Su estudio en Heredia, Costa Rica, no es muy grande pero me sorprendió la inquietante sensación de encontrarme en un lugar que desborda creatividad. Abrumador. Cuando tuve la oportunidad de ir su lugar de trabajo, Miguel nos mostró a mi amiga y a mí, las obras que presentaría en su más novedosa colección. Inmediatamente me llamó la atención los enormes lienzos que reposaban en las paredes, esperando ser retocados y enmarcados. Pero había algo diferente en estas pinturas.

Acostumbrado a las pinturas de paisajes que puedes encontrar a la venta en las esquinas de la ciudad de San José, esto era radicalmente nuevo. Los lienzos estaban quemados o parecían estarlo. Le pregunté a Miguel que cómo había hecho eso, y nos explicó que es una técnica que hace uso del fuego, el humo y el carboncillo para dejar impregnado el lienzo como si fuese algún pigmento.

Como muchos de ustedes ya saben, no soy un muy asiduo a dibujar pero debo decir que si tengo una tendencia secreta por la pintura, aún cuando los pinceles tampoco sean lo mío. Es una de las expresiones artísticas que más me llaman la atención. En el caso de Miguel, un artista costarricense con una amplia experiencia y reconocimiento en el medio por su gran calidad de trabajo, me ayudó a apreciar mucho más el arte que difiere en camino al diseño.

Cambio y permanencia

La colección de Miguel Hernández presentada en octubre de 2010, en el Museo Rafael Ángel Calderón Guardia en San José, Costa Rica, es sin duda una de las más llamativas de ese año. Las más de 40 obras con la técnica "Fumage" representan la transición del alma al ser inmortal y dejar el cuerpo atrás. La técnica, exquisitamente aplicada sobre los lienzos en algunos casos y sobre papel con carboncillo en otros, permite interpretar la visión del artista sobre la universalidad del alma y la inmortalidad que cada uno llevamos dentro. La misma que algún día todos daremos en evidencia. Representada como un desnudo del cuerpo, tanto femenino como masculino, el cuerpo no puede resistir la fuerza superior de la inmortalidad que no puede esperar más su libertad.