Textos

Textos acerca de Miguel Hernández

Transhumanos.

En el año (2013) Miguel Hernández Bástos, nos sorprendía con una muestra bajo el título "Vórtice del cuerpo” donde logra de modo magistral poner en evidencia las tensiones entre erotismo y desenfreno… “los dos cantos de sirena del mundo para la mente y del espíritu”. Precisaba uno de sus críticos. La otra característica de aquellos cuadros era el uso de la circularidad y el color, usados ambos de manera original sin perder en un solo instante lo humano de los cuerpos entrelazados por la naturaleza real e imaginada.

Hoy la serie de dibujos vuelve a una de las técnicas y prácticas que más gustan al pintor, como es el uso del negro y el blanco dos de sus cuadros dan el título a la muestra Transhumanos I y II, que se completa con nueve dibujos más en tinta de un tamaño cercano a los dos metros por un metro y medio aproximadamente, todos pertenecientes a su creación del año en curso 2018.

El blanco y el negro suelen estar en tensión, sobre todo ahí donde uno percibe como una carencia de las virtudes del otro: blanco como insípido y frío y negro como rico y cálido, o el negro como sumido en la oscuridad y el blanco iluminado. No siempre estamos seguros de a que llamamos negro, al color, a la ausencia de este o, como lo describió el poeta místico Sufi Rumi, la “consumación de todos los colores”, el estado de beatitud en la que se revela la cabeza del Dios, transportando al iniciado. Del período de Heian (800-1100) en Japón deriva la noción de que en el negro se expresa la “sublimación y purificación de todas las emociones” que realiza el individuo que ha sondeado las profundidades de la “tristeza de la existencia”. No es acaso posible este marco que permite ver más profundamente esta muestra inusitada en nuestro medio ? El negro es el caos primigenio, el corazón polar, centro oculto y centro geométrico de eclosión.

El negro es primordial en muchos tipos de transformación, el tono imaginario de la matanoia individual, ese alejamiento o introspección, o incluso una oscura noche del alma, la luminosa oscuridad del entendimiento de sí mismo.

Seguramente quienes acceda a esta muestra, pueden coincidir en que el tema es lo pasajero, de aquello que no podemos atrapar por siempre, la brevedad de la experiencia humana, de lo transitorio y frágil de la vida. Es aquí donde la técnica de Hernández es expresiva y fuerte, todo parece ser transmutable...